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El destino (si es que creen en él) quiso que en el décimo aniversario del 93:20 de Agüero la Premier League se decidiera en la última jornada. Todo el trabajo de 37 partidos previos congregado en 90 minutos, o 95 minutos, como recalcó Guardiola hace una semana. Tocaba despedir a Fernandinho como tocaba. Capitán dentro y fuera del campo.

Una victoria en el Etihad Stadium ante los nuestros nos daba la cuarta Premier League de los últimos cinco años. Escenario ideal, situación deseada, con el City agarrando la paella por el mango. No había que mirar de reojo a Anfield. Bastaba con ganar a un Aston Villa que no se jugaba nada.

Guardiola ante las bajas en la línea defensiva optó por situoar a Fernandinh como central y a Stones como lateral derecho. Gabriel Jesus era la referencia en punta con Foden y Mahrez en las alas.

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drama inicial

Pese al dominio territorial inicial y la posesión del City, las ocasiones no terminaban de llegar. Se mascaba la tensión. Los errores no estaban permitidos y no se quería fallar.

De hecho, la primera gran celebración de la tarde llegó vía Liverpool. Se avanzaba el Wolverhampton y el Etihad Stadium rugía. Faltaba un mundo. La vista tenía que seguir fijada en lo que se estaba viviendo en Manchester. La Premier se jugaba en casa.

La Premier pasaba por el Etihad y la Premier se complicaba en el Etihad. En el minuto 37, en la primera llegada clara del Aston Villa, un centro desde banda izquierda terminó con un cabezazo de Matty Cash a las redes. Tocaba remar. Nadie dijo que iba a ser fácil.

Con el 0-1 en Anfield, el City seguía siendo campeón, pero la victoria era necesaria para no sufrir. El Liverpool podía darle la vuelta en cualquier momento. De hecho, el empate de los reds llegó antes del descanso.

La situación, a falta de 45 minutos para el final, tenía tintes de drama. El Liverpool estaba a un gol de alzar la Premier, mientras que el City necesitaba remontar para asegurarse el título.

Guardiola quiso agitar el árbol al descanso. Fernandinho fue sustituido en el entretiempo. Añadió profundidad con Zinchenko en el lateral izquierdo. Stones pasó a ser central. Cancelo cambió de banda para atacar el flanco derecho.

El City parecía un poco más entonado en el inicio de la segunda parte, pero aún estaba lejos de esa versión superlativa a la que nos habíamos acostumbrado en esta temporada.

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De hecho, el drama parecía concretarse en el minuto 50. El Liverpool marcaba y remontaba en Anfield. Durante un minuto, fue virtual campeón. El VAR anuló el tanto por claro fuera de juego.

En Manchester, la tendencia no cambiaba. Sterling y Gündogan entraron para cambiar el ritmo del partido, pero el City se encallaba una y otra vez. Prácticamente no se reportaban ocasiones claras.

En el minuto 69, el drama pareció mutar en tragedia. En el segundo disparo a portería del Aston Villa, Coutinho anotó el que parecía ser el tanto de la sentencia. 0-2 con 20 minutos por delante, mientras el Liverpool rondaba el gol constantemente en Anfield.

Las caras en el Etihad Stadium eran un poema. El City era en esos momentos virtual campeón, pero la sensación era que el equipo transitaba en la cornisa. Una cornisa, además, que no estaba en Manchester en aquellos momentos.

... Y SE DESATÓ LA LOCURA EN 5 MINUTOS

Sin embargo, homenajeando el décimo aniversario del 93:20 de Agüero, lo mejor aún estaba por llegar. Lo que se vivió en el Etihad del minuto 76 al minuto 81 fue una absoluta locura. Fue una explosión de emociones brutal.

En el 76, los dos jugadores que acababan de entrar en el campo se encontraron para seguir creyendo. Sterling encontró línea de fondo por banda derecha y su centro, medido, encontró la cabeza de Gündogan. La esperanza no se perdía.

Tan solo dos minutos más tarde, en el 78, Zinchenko percutió por banda izquierda y su pase atrás raso fue un regalo para dar potencia a un posible disparo. Rodri, inmenso de cara al gol esta temporada, no dudó y le dio con el alma desde la frontal. Para dentro. 2 a 2 y faltaban 12 minutos.

El City se crecía. Lo más complicado estaba hecho, pero faltaba la puntilla.

En el 82, faltaba por aparecer un sospechoso habitual esta temporada. De Bruyne, en una conducción muy suya, terminó poniendo una asistencia caramelo para el héroe más visible de la tarde, Gündogan, que no falló con todo de cara. La empujó en la línea de gol prácticamente.

3 a 2 y la explosión de júbilo en el Etihad Stadium era total. Las caras de sufrimiento eran ahora caras de tremenda felicidad. Quedaban 10 minutos y tocaba adormecer el partido.

En Anfield, llegaba el segundo y el tercero de Liverpool, pero ya daba igual. Los deberes estaban casi hechos en Manchester.

Sin más sobresaltos por el bien de los corazones de todos los fans del City, Michael Oliver, el árbitro, pitaba el final del encuentro. Llegó la cuarta Premier de los últimos cinco años. El City volvía a ser campeón. Otra vez con épica. Otra vez con remontada en los minutos finales. Agüero merecía este homenaje. Fernandinho también. Que vivan los finales felices.

EQUIPOS

CITY: Ederson, Stones, Laporte, Fernandinho (Zinchenko, 45), Cancelo, Rodrigo, De Bruyne, Bernardo (Gündogan, 69), Foden, Jesus, Mahrez (Sterling, 56).

Cambios: Carson, Walker, Ake, Grealish, Palmer, McAtee.

ASTON VILLA: Olsen, Cash, Chambers, Mings, Digne, Ramsey, Luiz, McGinn, Buendia, Watkins, Coutinho (Nakamba, 72).

Cambios: Sinisalo, Sanson, Traore, Young, Ings, Chukwuemeka, Chrisene, Iroegbunam.

HOMBRE DEL PARTIDO

Tenía que ser Ilkay Gündogan.

El alemán ya había tenido grandes momentos en el club, pero el doblete de hoy lo eleva a leyenda del City.
Todo parecía perdido cuando el Aston Villa se puso 2-0 arriba, pero nunca nos dimos por vencidos.

Su primer gol nos dio esperanza. Su gol que concretó la remontada será recordado siempre.